Ha sido fotografiada cientos de veces desde fuera y desde dentro. Ha mudado de color, y no solo por su iluminacion,
sino por sus sucesivas capas de pintura. Hasta su suelo ha cambiado de
forma: hace pocos meses estrenó una nueva pasarela de cristal para
disfrutarla aún más si cabe. Aún así, la torre Eiffel, ese magnífico
monumento a la modernidad que París estrenó en su exposición universal
de 1889, símbolo de la capital y de Francia, sigue guardando secretos. Y
uno de ellos ha sido revelado ahora, décadas después: la torre esconde
un apartamento secreto.
Pese a que han pasado 126 años desde su inauguración y más de 92 años
desde la muerte de su creador Gustave Eiffel, poco se había sabido de
ese habitáculo, que está situado en la tercera planta de la torre.
Según cuenta el blog, cuando la torre se construyó pronto se supo que
Gustave Eiffel se había construido ese pequeño apartamento, "causando
la envidia a la élite parisina", explica Eric Grundhauser, administrador
del blog y autor de la entrada. Aunque el apartamento no era grande
"resultaba acogedor. En contraste con las vigas de acero industrial del
resto de la torre, el apartamento estaba amueblado en un estilo sencillo
y agradable para los científicos. Las paredes estaban cubiertas de
cálido papel pintado, y los muebles tenían estampados florales de
algodón, maderas y había incluso un gran piano, creando una atmósfera
cómoda a más de 300 metros del suelo".
El apartamento no estabase quedaba solo: al parecer, junto a él había
un pequeño laboratorio equipado con material científico de la época.
Fueron muchos los que, a finales del siglo XIX, quisieron visitar el
lugar, e incluso alquilárselo a Eiffel durante una noche. Pero él los
declinó, pues para él era un lugar de reflexión y pensamiento... y
también para sacar pecho: allí recibió a grandes ases de la ciencia como
Thomas Edison.